Las ambiciones expansivas de la Alianza del Pacífico -un bloque económico de una década establecida por Chile, Colombia, México y Perú- pronto podrían verse reforzados aún más, después de que el gobierno de una de las economías más prósperas de América Latina dejara claro su deseo de unirse a la organización, tras la solicitud formal de Ecuador a principios de este año.
La Alianza del Pacífico, establecida originalmente por sus miembros fundadores en 2011, ha mostrado una fuerte intención de crecer en los últimos años, con Ecuador presentando una solicitud formal para unirse a la organización en enero, después de que se aceptara una oferta para convertirse en miembro asociado ya en 2019. Esta solicitud se convirtió rápidamente en una solicitud de ingreso de lleno tras la elección del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso, favorable a los negocios, en abril de 2021.
Mientras tanto, tras años de anticipación respecto a su expansión en la región de Asia-Pacífico, la Alianza del Pacífico concluyó negociaciones con Singapur para convertirse en un nuevo miembro asociado a mediados de 2021. Esto fue seguido de la firma de un tratado de libre comercio (TLC) en enero, como paso previo al establecimiento formal de la condición de miembro asociado de Singapur.
Singapur es el primero de los discutidos cuatro posibles miembros asociados de la región de Asia-Pacífico que firman un acuerdo, ya que Australia y Nueva Zelanda han iniciado conversaciones para un TLC con la Alianza del Pacífico, mientras que se espera que Corea del Sur, que tiene acuerdos de libre comercio con tres de sus miembros, haga lo mismo. Canadá también ha iniciado las negociaciones de un TLC con la organización y se espera que también obtenga el estatus de miembro asociado.
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En los últimos años, se ha mencionado a otros países de América Latina como posibles miembros futuros del bloque, entre ellos Honduras y Costa Rica, y el gobierno de este último país ha dejado claras sus intenciones de reactivar las discusiones sobre la adhesión, que anteriormente estaban estancadas.
En declaraciones a la televisión nacional el 12 de junio, el ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, Manuel Tovar, dijo que el actual gobierno desea “corregir este error”.
Costa Rica aspira a convertirse en el sexto miembro de la Alianza del Pacífico
Dado que la incorporación de Singapur como miembro asociado de la Alianza del Pacífico es poco más que una formalidad y que se espera que Ecuador se convierta en miembro de pleno derecho en los próximos meses, parece casi seguro que a finales de 2022 el bloque habrá aumentado a cinco miembros de pleno derecho y un miembro asociado.
Aunque es probable que las conversaciones entre la Alianza del Pacífico y los posibles miembros asociados, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, continúen durante algún tiempo, también parece probable que Costa Rica haya reabierto formalmente las negociaciones para su adhesión plena a finales de año.
La reciente declaración de Tovar dejó clara la intención del gobierno costarricense de “corregir” un error que, según él, se ha prolongado durante ocho años, después de que las discusiones para unirse a la Alianza del Pacífico iniciadas durante la administración de Laura Chinchilla entre 2010 y 2014 se estancaran bajo su sucesor Luis Guillermo Solís.
Una de las cosas que el actual presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, declaró en campaña, antes de ganar la presidencia durante las elecciones celebradas en febrero, fue su intención de reactivar las negociaciones para unirse a la Alianza del Pacífico.
Desde que asumió el cargo en mayo, ha reiterado esa intención, destacando cómo la adhesión generaría empleo y atraería más inversiones al país centroamericano.
Se espera que la agricultura se beneficie en gran medida, con un aumento considerable de las oportunidades de exportación de productos lácteos y de carne de cerdo.
Costa Rica, un mercado próspero y desarrollado
Costa Rica es uno de los países más estables política y económicamente de América Latina, con una larga tradición democrática y fuertes instituciones y controles constitucionales.
Desde el cambio de siglo, el PIB ha crecido exponencialmente, y sólo registró su segundo descenso anual en casi cuatro décadas cuando la pandemia del COVID-19 llegó en 2020.
Mientras tanto, los bajos niveles de delincuencia violenta del país y los altos niveles de dominio del inglés también han contribuido a hacer de Costa Rica un destino especialmente atractivo para los inversores y visitantes extranjeros, y el país ha sido nombrado el segundo mejor lugar del mundo para jubilarse en el Índice Anual de Jubilación Global de 2022.
La popularidad del país como destino de inversión queda patente en el hecho de que, antes de la pandemia del COVID-19, la IED representaba el 7,8% del PIB. Aunque esa cifra se redujo ante los trastornos económicos causados por la crisis mundial, el gobierno costarricense ha aplicado una serie de medidas para fomentar el regreso de visitantes y capitales extranjeros al país.
Entre ellas, la reducción de las barreras a la inversión mediante la reducción de la inversión mínima requerida para la residencia, la introducción de un “visado para nómadas digitales” para atraer a los trabajadores a distancia, y los esfuerzos para desarrollar vínculos económicos más estrechos con los países vecinos.
El fuerte crecimiento de Costa Rica, su sólida democracia y su popularidad entre los inversores han contribuido a que se convierta en una de las naciones más prósperas de América Latina, con una renta nacional bruta (RNB) de 11.530 dólares registrada en 2020 que la sitúa en el extremo superior de la categoría de “renta media-alta”, según las clasificaciones establecidas por el Banco Mundial.
También se sitúa entre las cuatro naciones más prósperas de América Latina, según el INB per cápita, siendo Chile el único miembro de la Alianza del Pacífico con una cifra superior. Además, con la incorporación de Ecuador y Costa Rica, el bloque estaría compuesto por seis de los 12 países más prósperos de América Latina.
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